JUAN M. NIZA 26/08/2012
La puerta de la sede de la asociación vecinal (AV) La Unión de Las Quemadas luce dos carteles con las imágenes de los pequeños Ruth y José, que vivieron en esta zona de parcelas y desaparecieron el 8 de octubre. Los carteles son toda una declaración de principios de lo que se siente en el vecindario desde que comenzó la búsqueda de los pequeños, especialmente en la finca paterna de los Bretón, en donde se han realizado numerosos registros para encontrar pruebas o, directamente, los cuerpos de los pequeños.El caso es que hasta la tradicional verbena del barrio, que terminó el pasado domingo, ha sido este año menos alegre. Y no solo por la crisis, sino por la ausencia de los pequeños, a los que se les recordó continuamente, explicaba ayer Francisco Moyano, presidente de la AV La Unión. Porque, tratándose de la búsqueda de Ruth y José, pocas veces ha habido más unión entre las cuatro parcelaciones que componen este laberíntico entramado de calles, negocios y viviendas de Las Quemadas Altas (Este y Oeste), Las Quemadas Bajas Norte y Las Quemadillas.
Eso sí, el día a día no ha cambiado a pesar del ir y venir de agentes de Policía para los registros y el de periodistas y equipos de televisión. Y eso que, por ejemplo, se han llegado a ver juntas una decena de unidades móviles frente a la finca paterna, con sus singulares paelleras en el techo, en una imagen más que inusual del espectáculo mediático creado. Otros vecinos, incluso, confiesan que hasta ha habido algo positivo con el trajín de cámaras y policías, ya que la seguridad en la zona se ha visto incrementada y los robos, afirman, han descendido.
Pero, por supuesto, nadie se alegra del suceso, como demuestra la movilización de mujeres de la AV y del coro Sol y Luna, que se desplazan a la ciudad cuando se convocan concentraciones solidarias y que han llegado a congregarse en la puerta de la finca de los Bretón, cuando el padre, José Bretón, único imputado en el caso, ha acudido con la Policía para asistir a los registros. En esas ocasiones, las vecinas han increpado a Bretón para presionarle y que colabore con el juez y aporte datos, recordaba ayer Encarnación García.
Muchos más reservados son otros vecinos de la zona, como en el taller mecánico junto a la finca de los Bretón. "Nunca hemos hablado de nada y queremos seguir así", afirma Manuel, el propietario del negocio, que quiere mantener esta discreción, diez meses después, aunque solo sea porque conoce bien a los pequeños y al resto de la familia desde hace muchos años.
En todo caso, en Las Quemadas, faltan dos vecinos. Dos pequeños, y es otro ejemplo más de lo que siente el vecindario, que recibieron también su regalo en la fiesta de Reyes de enero del 2011, en la AV. No sabemos qué presentes tuvieron en el 2012 pero, en Las Quemadas, hay una cosa clara: quieren que Los Reyes Magos sí dejen la próxima vez un regalo para Ruth y José de vuelta sanos y salvos y que jueguen con él hasta hartarse. Como tantas veces hicieron en su barrio.
